Según los escenarios de cambio climático de la cuenca del Lago de Tota (bajo el escenario húmedo), durante los próximos 25 años las lluvias se incrementarán entre un 15 y 40%, de la misma manera las temperaturas media, máxima y mínima aumentarán en el orden de 0.5 a 1°C (Armenta Porras, 2019). Esto sumado a la evidente pérdida de coberturas boscosas y la afectación de los ecosistemas de Páramo como consecuencia del crecimiento de la frontera agropecuaria, incendios, deforestación, entre otras razones, ha generado la fragmentación de los ecosistemas, y en consecuencia el detrimento de la calidad y cantidad de sus Servicios Ecosistémicos, lo que les confiere una baja capacidad adaptativa para afrontar los cambios diversos del clima.
Todo esto impacta directamente a las comunidades y sus medios de vida, aún más si se tiene en cuenta que la agricultura y ganadería, sus principales actividades económicas, también son vulnerables a la variabilidad climática, por la que se estiman pérdidas de cultivos, inundaciones, sequías y afectaciones económicas.
En consecuencia, el equipo AICCA en conjunto con la comunidad, identificó a los Sistemas Productivos Apícolas como una actividad compatible con las necesidades de diversificación productiva local, a la vez es pertinente para favorecer las necesidades de recuperación de los ecosistemas y sus servicios. Por un lado, la implementación de la actividad aporta a reducir la presión para convertir áreas naturales en áreas productivas, pero por otro, las abejas tienen un rol fundamental en los procesos de polinización, fundamentales para la recuperación de zonas degradadas. Además, sus necesidades de alimento promueven la restauración con especies silvestres.
“Siempre me había llamado la atención las abejas y los beneficios para los ecosistemas. Por cuestiones del destino fui beneficiario con un sistema apícola, estoy aprendiendo cada día más del mundo de las abejas. Sus productos y servicios que ellas nos brindan. Aquí estoy con mis abejitas muy contento”.
Heiner Restrepo, apicultor en la Vereda de Tota, Tota.
A la fecha son 6 emprendedores/ras que han implementado la actividad en sus fincas; dos de ellas ubicadas entre los 3.200 y 3.500 m.s.n.m., en donde están desarrollando la experticia para producción de altura. La medida de adaptación se encuentra implementada en los municipios de Aquitania en la vereda Pérez y Suse, en el municipio de Tota en la vereda Toquecha, en el municipio de Cuítiva en la vereda Balcones y en Sogamoso en la verdad Las Cintas. Cabe destacar que los apicultores se están organizando para conformar la “Asociación Apicuenca” para incursionar fortalecidos en la cadena de comercialización de los negocios verdes con la venta de miel, polen y jalea, así como para generar la oferta de capacitación para la comunidad interesada en involucrarse en la actividad.
“Gracias al apoyo del Proyecto AICCA, puedo decir que hoy soy apicultor, ha sido la mejor de las experiencias y el mejor trabajo en el que he aprendido a participar. Identificar y conocer el maravilloso mundo de las abejas es algo impresionante y enseña lecciones de vida. Necesitamos de ellas para poder subsistir, hoy en día las prácticas agrícolas no son las más adecuadas, no están en armonía con la naturaleza, al contrario, la estamos matando. Estoy aportando con un granito de arena en la preservación del Lago de Tota, con el cuidado de las abejas y es una muy buena opción como negocio por su productividad”.
Cristian Bernal, apicultor en la vereda de Suse, Aquitania, ubicada a 3.200 m.s.n.m.
Esto da cuenta de que AICCA puso una semilla en terreno fértil ya que la iniciativa sigue expandiéndose en el territorio por su rol coherente con el cuidado de los ecosistemas, su capacidad para generar ingresos alternativos y la posibilidad de convocar al trabajo colaborativo. De esta manera, se afianzan las capacidades para enfrentar y adaptarse a los efectos del cambio climático en la cuenca del Lago de Tota.
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