El documento describe las acciones que se están implementando en la cuenca del lago de Tota (Boyacá) con las familias agricultoras para avanzar en el proceso de reconversión productiva de los cultivos de cebolla de rama y papa, así como para aumentar su resiliencia ante los impactos por los eventos de variabilidad y cambio climático. Luego de abordar los conceptos clave relacionados con la variabilidad y el cambio climático, el texto desarrolla la propuesta de reconversión en tres ejes:
1) Sistema Participativo de Garantía, conformado por tres sellos (amarillo, verde y azul), los cuales certifican el compromiso de los productores con el cuidado del lago, la implementación de Buenas Prácticas Agrícolas y las condiciones necesarias para usar de manera eficiente el agua.
2) Estrategia de monitoreo agroclimático participativo, la cual consiste en una red de familias que usan los instrumentos dispuestos en las estaciones de monitoreo para registrar sistemáticamente las condiciones de precipitación y temperatura, con el objetivo de implementar una agricultura climáticamente inteligente que haga un uso eficiente del agua y sea resiliente a la variabilidad y el cambio climático. Con este propósito, también se describe paso a paso cómo aprovechar la plataforma digital Sistema Experto-MAPA, una herramienta que permite, entre otras cosas, aprovechar los datos recogidos para proyectar las necesidades hídricas del cultivo y su productividad de acuerdo con determinadas condiciones climáticas.
3) Recomendaciones generales para crear una estrategia de mercadeo, con la cual se busca que los productores identifiquen y potencien la promesa de valor de sus productos y creen canales de distribución mediante el uso de plataformas digitales para conectar con los clientes que puedan retribuir económicamente el valor agregado de sus cosechas.
Estos ejes se complementan con una síntesis del trabajo que se ha hecho en los núcleos referentes, concretamente en las siguientes actividades: selección de la semilla; análisis de suelo y plan de fertilización; preparación del terreno; desinfección de la semilla; siembra; manejo integrado de plagas y enfermedades; seguimiento a las prácticas de cultivo a través de registros; monitoreo agroclimático y cercas vivas o parches de vegetación en la parcela.
Al final, se presentan las reflexiones respecto a los avances logrados y el camino que queda por recorrer, respecto al cual se hacen dos recomendaciones: por una parte, que las instituciones implementen de forma concertada, incluyente, participativa, equitativa y democrática normas que propendan a la conservación de los servicios ecosistémicos de la cuenca, sin socavar la calidad de vida de los productores. Por otra, que es urgente realizar acciones decididas y estratégicas para consolidar mercados diferenciados, de tal modo que se reconozca la promesa de valor de los procesos productivos con Buenas Prácticas Agrícolas, sostenibles y resilientes, y se mejore la rentabilidad de los productores para mantener así el modelo productivo propuesto y su calidad de vida.