Cuidar los bosques de Kewiña nos ayudará a adaptarnos al cambio climático

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Por: Emanuel Ledezma, George Mérida, María Luisa Dorado y Leticia Gutiérrez

En Cochabamba se encuentran formaciones boscosas que están entre las de mayor altitud en el mundo. Su árbol más representativo es la Kewiña, que puede vivir a más de 4.000 msnm. Como lo menciona el biólogo Milton Fernández los bosques altoandinos “forman un ecosistema muy rico en especies vegetales y animales, entre ellas aves, muy singulares que han alcanzado una alta dependencia de sobrevivir y reproducirse exclusivamente en estos bosques” (Periódico Los Tiempos, 2016). Sin embargo, la deforestación, la urbanización, la siembra de especies exóticas y el cambio climático los tienen altamente amenazados.

En Cochabamba, el Parque Nacional Tunari cobija estos ecosistemas, que además tienen un rol fundamental para infiltrar el agua para recargar las fuentes subterráneas y para estabilizar el terreno previniendo riesgos de deslizamientos. Esta área protegida comprende cinco provincias e involucra a 11 municipios: Morochata, Cercado, Quillacollo, Sipe Sipe, Tiquipaya, Vinto, Colcarpirhua, Sacaba, Colomi, Villa Tunari y Tapacarí. Su cercanía con la ciudad y los municipios más poblados cada vez corre más peligro.

Por ejemplo, en la jurisdicción de Cercado se perdió hace poco el último bosque de Kewiñas debido a incendios forestales más difíciles de controlar por el incremento en las termperaturas. “Regenerar todo el hábitat del bosque tomará al menos 30 años, pues alrededor también hay 100 tipos de plantas, mamíferos, reptiles y aves que se encontraron en llamas (…). La Kewiña es un árbol de vital importancia para las vertientes subterráneas, ya que a través de sus hojas absorbe la humedad y la convierte en agua que se consume en Cochabamba mediante pozos”, dijo el exdirector del Tunari, Carlos Espinoza (Los Tiempos, 2019).

Ante esta realidad, cuidar estos bosques significa una medida de adaptación clave frente a los riesgos de inundaciones, sequías y deslizamientos, agravados por el cambio climático. En ese sentido, la toma de conciencia de su valor e importancia es fundamental y en ese sentido, la educación ambiental y las acciones de restauración en lugares estratégicos deben convertirse en prioridad tanto para autoridades como para pobladores de todo el departamento.


Esta nota fue elaborada por jóvenes que formaron parte del Programa de Formación de “Líderes frente al cambio climático y la resiliencia de Cochabamba”, una iniciativa del Proyecto AICCA Bolivia y el Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba. A través de esta actividad periodística, se pretende que los participantes investiguen y visibilicen el impacto del cambio climático en su región, promoviendo el involucramiento social en acciones de adaptación al cambio climático.  El contenido es responsabilidad de los autores.

Conoce más de AICCA Bolivia en: https://aicca.condesan.org/bolivia/

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