Áncash está rodeada por dos cordilleras: la Blanca y la Negra. La primera representa la principal área de glaciares tropicales del mundo, convirtiéndose en destino obligado para aventureros, senderistas y alpinistas; la segunda, además de ser frecuentada por estas mismas actividades turísticas, ha sido objeto de exploración y explotación minera. Lo anterior, sumado a los evidentes efectos del cambio climático sobre los ecosistemas andinos y sus habitantes, ha incrementado la vulnerabilidad de las comunidades andinas originarias Quechuas, quienes ven afectadas sus vidas y actividades, en particular, la agricultura a pequeña escala.
Para estas comunidades, la lucha por el agua y la conservación de sus ecosistemas no es una actividad reciente; hace décadas vienen notando el impacto de la variabilidad climática en su territorio, lo que los ha motivado a organizarse y adquirir competencias que les permitan hacer frente a los efectos del cambio del clima.
El Proyecto AICCA, en consulta con los líderes del Comité de Usuarios de Agua para Riego Toma Grande – Cruz Pampa y Picup, ha venido realizando varios conversatorios y capacitaciones relacionados con la importancia de la organización comunal y la participación de las mujeres en los procesos de adaptación al cambio climático. Dada la extensión del territorio y la amplia distribución de sus pobladores, se establecieron seis sectores para convocar y llevar a cabo las actividades, siempre cumpliendo los protocolos de bioseguridad requeridos por la situación actual de pandemia. El encuentro más reciente contó con la presencia de más de 180 agricultoras y agricultores de las comunidades de Santiago Antúnez de Mayolo y Alfredo Montero, quienes además realizaron una jornada de limpieza de su canal de riego.
Actualmente, los habitantes de la zona cuentan con un canal de riego rústico, que capta el agua en las zonas altas y la va distribuyendo en su recorrido cuesta abajo a una gran cantidad de parcelas, disminuyendo su caudal hasta en un 50% cuando llega a las zonas bajas. Esta situación es alarmante, sobre todo si se tiene en cuenta que en el año 2020 no hubo lluvias en la región y los caudales se redujeron en gran medida.
Respondiendo a esta apremiante necesidad, el Proyecto AICCA en Perú desarrolla el estudio técnico para la construcción de un canal que responda a la demanda actual, la bocatoma, un reservorio y la instalación de sistemas de riego hasta la cabecera de cada una de las parcelas de los beneficiarios. De esta manera, seguimos aportando para asegurar el servicio de agua en términos de calidad y cantidad en regiones priorizadas de Perú, en donde impacta el cambio climático, afectando la agricultura familiar.