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Imagina un país donde las montañas, los ríos y las comunidades laten al mismo ritmo.
Un país donde la naturaleza no se mira desde lejos, sino que se vive, se cuida y se comparte. Ese país es el Ecuador. Y ese latido se llama Reserva de Biósfera.
Cada 3 de noviembre, el mundo celebra el Día Internacional de las Reservas de Biósfera, una fecha creada por la UNESCO para recordarnos que es posible convivir en equilibrio con la naturaleza. En Ecuador, esa posibilidad se vuelve realidad en siete lugares únicos que guardan una parte esencial de nuestra identidad y nuestro futuro.
Siete Reservas, un mismo corazón
En el Ecuador, la vida florece en distintos tonos y climas:
- En Galápagos, donde todo comenzó, las islas son un laboratorio natural que inspiró teorías y sueños.
- En el Yasuní, el aire vibra con millones de especies que habitan uno de los rincones más biodiversos del planeta.
- En Sumaco, los ríos bajan desde el volcán llevando agua y vida a la Amazonía.
- En Podocarpus–El Cóndor, los bosques nublados unen a Ecuador y Perú con una misma promesa de conservación.
- En el Macizo del Cajas, el agua nace pura y viaja hasta Cuenca para recordarnos lo esencial.
- En el Bosque Seco, la vida se abre paso en medio del sol y la sequía, con comunidades que aprendieron a resistir y florecer.
- Y en el Chocó Andino de Pichincha, la naturaleza abraza a Quito desde sus montañas, recordándole a la ciudad que la biodiversidad está justo al otro lado de sus ventanas.
El Chocó Andino: la Reserva que respira junto a Quito
A solo unos kilómetros del bullicio de la capital, el Chocó Andino es un mundo aparte. Allí la niebla danza sobre los árboles, los ríos corren entre montañas verdes y cientos de jóvenes, campesinos y científicos trabajan para conservarlo. Es una Reserva que no solo protege la vida, sino que la inspira.
Por eso, quienes viven en Quito tienen un privilegio inmenso: ser vecinos de una de las regiones más ricas en biodiversidad del planeta. Cada respiración, cada gota de lluvia y cada bosque del Chocó Andino nos recuerda que el futuro depende de lo que hagamos hoy para cuidar lo que tenemos tan cerca.
Bosque Seco: la vida que resiste en el sur
En el sur del país, entre Loja y El Oro, se encuentra el Bosque Seco, un paisaje que demuestra la fuerza de la naturaleza. Allí, las comunidades conviven con el sol intenso, el viento y la escasez de agua, pero también con una biodiversidad única: aves, cactus, reptiles y las valiosas abejas nativas que polinizan los cultivos y los bosques.
El Bosque Seco enseña que la sostenibilidad no es un concepto lejano: es la manera en que las comunidades locales han aprendido a vivir en armonía con su territorio.
RedViva: fortaleciendo la gestión y la vida en las Reservas de Biósfera
Detrás de cada Reserva de Biósfera hay personas que cuidan, aprenden y toman decisiones por el futuro. El Proyecto RedViva – Reservas de Biósfera Ecuador, liderado por CONDESAN junto al Ministerio de Ambiente y Energía (MAE), con el apoyo del PNUD y el financiamiento del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM/GEF), nació justamente para acompañar ese esfuerzo: el de fortalecer la gestión y la vida en los siete territorios reconocidos por la UNESCO entre 2023 y 2026.
RedViva actúa en dos frentes. A nivel nacional, impulsa la colaboración entre instituciones, comunidades y gobiernos locales, creando puentes y herramientas para que las Reservas se gestionen mejor y hablen con una sola voz. Y a nivel local, su trabajo se concentra en el Chocó Andino de Pichincha y el Bosque Seco, donde, junto a los Comités de Gestión, la Mancomunidad del Bosque Seco y el Gobierno de la Provincia de Pichincha, apoya a quienes viven en estos paisajes a conservarlos y aprovecharlos de forma sostenible.
Desde la capacitación y la planificación territorial hasta el impulso de bioemprendimientos que generan oportunidades, RedViva promueve una manera de habitar el territorio en armonía con la naturaleza. Porque cuando las Reservas se fortalecen, también lo hace la esperanza de un Ecuador más verde, más justo y más vivo.
Un trabajo conjunto para un futuro sostenible
Las Reservas de Biósfera del Ecuador son territorios vivos donde la conservación, el desarrollo y el conocimiento se entrelazan. Gracias a proyectos como RedViva, las comunidades, los gobiernos locales y la juventud fortalecen su rol como guardianes de la vida.
Porque cuidar una Reserva no es tarea de unos pocos: es una responsabilidad compartida. Y cuando los territorios florecen, también florece el país entero.






