Mujeres en la Ciencia: Geovanna Lasso

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Geovanna trabaja en CONDESAN como especialista en temas socioambientales del Programa Bosques Andinos. Es ecóloga política especializada en sistemas agroalimentarios sostenibles. Tiene un doctorado en Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona. Su investigación profundiza sobre las estrategias multiescalares para promover la transición territorial agroecológica.

En este día le preguntamos sobre las relaciones de poder, sus logros personales, sus aportes y su visión de la importancia de seguir promoviendo que más mujeres se involucren en la ciencia.

 

¿Quién es Geovanna Lasso?

Su fascinación por la naturaleza, por la fauna terrestre y acuática le viene desde niña. Disfrutaba de las aventuras de Jack Custoe y los especiales de National Geographic. La diversidad y el comportamiento de la naturaleza siempre la inquietaron, sin dejar de lado su sensibilidad por la gente, sus contextos y necesidades. Todo esto condujo sus pasos por la biología, agroecología y la política; convirtiéndola en una ferviente defensora de la agroecología, la soberanía alimentaria y la investigación en pos de identificar las relaciones de poder que viabilizan un modelo global transnacional corporativo. “Solo entendiendo su funcionamiento, sus estrategias diversas, podemos plantear desde la organización social amplia, estrategias más acertadas a favor de la gente y del ambiente”.

Geovanna es también madre sola de una adolescente, rol que asume con todo el amor y la pasión que la caracteriza. Para equilibrar los distintos roles de su vida, Geovanna se ha convertido en una mujer recursiva y es en la misma naturaleza, en el contacto con la gente y en las cosas simples en donde recarga fuerzas para seguir adelante.

 

Cómo se evidencian las relaciones de poder que ponen obstáculos a las mujeres en la ciencia

“Históricamente el rol de decenas de mujeres brillantes que hicieron ciencia y son pilares del conocimiento que ahora tenemos, fueron invisibilizadas”. Geovanna nos comenta que no ha permanecido ajena a las dificultades que una sociedad patriarcal impone a una mujer en las ciencias, concluyendo que definitivamente existen diferencias importantes en cómo una mujer hace ciencia respecto a un hombre.

“Usualmente las mujeres son las encargadas de las tareas de cuidado, por lo tanto, el tiempo y la energía, son unos de los mayores retos para mujeres que hacen ciencia. La maternidad por ejemplo puede ser motivo de discriminación en este sentido”.  Igualmente comenta que las diferencias salariales entre hombres y mujeres persisten en muchos de los espacios académicos o de investigación, sin que exista una razón en cuanto a formación o capacidades. Vinculado a esto, dice, para una mujer es mucho más complicado dirigir proyectos o laboratorios porque es un cargo que aún se encuentra mayormente en manos de los hombres. Menciona que el acoso es también un hecho con el que las mujeres deben lidiar.

Felicita y reconoce a los movimientos feministas y espacios que han apoyado y denunciado estos rezagos de la matriz patriarcal, aunque supone que habrá muchos otros que aún se desconocen.

 

La ciencia y la investigación cambiarían con más mujeres involucradas

Reconoce que un mayor involucramiento de las mujeres en la ciencia generaría un cambio respecto de los temas que se estudian y los objetivos de las investigaciones que se desarrollan, por la propia visión y realidades de las mujeres. Menciona que las dinámicas de trabajo podrían cambiar hacia la colaboración profesional lejos del egocentrismo científico, sin mencionar que los casos de abuso o acoso hacia las mujeres podrían disminuir, generando un ambiente de producción científica menos agresivo. Por esto, considera que el motivar a las mujeres a involucrarse en las ciencias es una cuestión de justicia y equidad de género, que debe finiquitar una deuda histórica hacia la mujer excluida e invisibilizada en el campo científico; y no sólo en este ámbito.

“Esta cercanía con la vida, con los diversos procesos vinculados a la reproducción de la vida, otorga a muchas mujeres un rol prioritario con la conservación de la naturaleza”. Por tanto, opina que empoderar a las mujeres en esta área también es importante, junto con la visibilización de sus situaciones de explotación, que impiden que más lideresas participen en procesos relacionados al activismo ambiental.

 

Sus logros personales y aportes como una mujer en la ciencia y para CONDESAN

Finalmente, esta mujer, que “con guagua en mano y de migrante”, culminó sus estudios de maestría y doctorales, cuenta con orgullo que sus investigaciones han aportado con elementos importantes para pensar la transición agroecológica en el Ecuador, entender los impactos socio ambientales de la expansión de la palma aceitera, así como las estrategias de expansión de los grupos económicos que lideran este sector. Desde CONDESAN ha posicionado la importancia de los circuitos cortos de comercialización como una estrategia estructural que viabilice el manejo sostenible de la tierra; además de trabajar con una mirada más integral de la agroecología y de los procesos de transición agroecológicos, trascendiendo el enfoque productivo y entendiendo su dimensión política y los procesos organizativos locales que posibilitan la construcción de geometrías de resistencia que territorialicen la agroecología y la soberanía alimentaria.

 

“¡No es fácil! pero hacerlo es muy satisfactorio”

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