Los países de la Comunidad Andina han sido identificados como algunos de los más vulnerables en escenario de cambio climático, tanto por los efectos que se prevén en las costas ante el aumento del nivel del mar, como en las alteraciones que implica la elevación de la temperatura a lo largo de los gradientes altitudinales y sus impactos sobre ecosistemas naturales que hoy son determinantes en la provisión de servicios como el agua y el almacenamiento de carbono.