Por: Renan Pardo, Brenda Rojas y Noe Andrade
La basura cochabambina solo tiene dos destinos: el botadero a cielo abierto “Kara Kara” o áreas prohibidas en las periferias de la ciudad. En ambos casos, los residuos que se descomponen generan lixiviados[1] que impactan en el medioambiente, contaminando el agua, suelo y aire. En Cochabamba se generan, aproximadamente, 400 toneladas de basura diariamente. Este dato comprende únicamente los residuos que son transportados al botadero; sin embargo, no se tiene una cifra que estime la cantidad de basura depositada en otras áreas como torrenteras, franjas de ríos y áreas verdes.
“A otros no les afecta de manera directa la basura en las torrenteras porque no están a la orilla del río, a mí me afecta por todo lo que conlleva: el olor, la suciedad y demás»,
Julia Lazarte, vecina Sacaba (Periódico Los Tiempos, 2017)
Esta situación es preocupante, ya que la inadecuada gestión de residuos y la diseminación de los lixiviados puede agravar los problemas de escasez de agua; ya que contaminan las aguas subterráneas, que son las principales fuentes de abastecimiento de agua para el consumo humano. “Teníamos dos pozos perforados en la parte sur, lamentablemente los dos pozos ahora están contaminados y tienen alto contenido en cromo”, indicó Daniel Pérez (documental del Programa de Madre Tierra de Cochabamba, 2012). El cromo es un componente de los lixiviados que tiene graves efectos en la salud. Otra problemática sucede cuando, por efectos de la lluvia, los residuos son arrastrados y obstruyen los sistemas de drenaje como desagües o alcantarillas causando inundaciones, sobre todo en áreas urbanas.
Ante este contexto, una alternativa a trabajar con la ciudadanía es reducir los volúmenes de residuos que se generan en los hogares, promoviendo su aprovechamiento a partir de su disminución, separación, reutilización y reciclaje y, así, evitar que se conviertan en basura. Por ejemplo, el plástico, papel y vidrio pueden ser reutilizados e incluso vendidos a empresas recicladoras. Por otra parte, alternativas como el compost (utilización de residuos orgánicos como abono) reducen entre un 70 y 80% el volumen de basura en los botaderos. El cambio parte de acciones individuales y, con el compromiso de la gente, se podrá evitar el daño de los lixiviados a la salud del planeta, sobre todo, en tiempos de cambio climático en donde existen más amenazas de inundaciones y déficit de agua.
[1] Los lixiviados son los líquidos resultado de los procesos de fermentación y descomposición de la materia orgánica que circulan entre los residuos, producto de la filtración de agua de lluvia. Cuando se esparcen por el suelo o el agua, arrastran compuestos químicos y materiales biológicos peligrosos para el medio ambiente y la salud de los seres vivos (Ecología Verde, 2017).
Esta nota fue elaborada por jóvenes que formaron parte del Programa de Formación de “Líderes frente al cambio climático y la resiliencia de Cochabamba”, una iniciativa del Proyecto AICCA Bolivia y el Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba. A través de esta actividad periodística, se pretende que los participantes investiguen y visibilicen el impacto del cambio climático en su región, promoviendo el involucramiento social en acciones de adaptación al cambio climático. El contenido es responsabilidad de los autores.
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