Se presentan localmente los resultados de la elaboración del Plan Especial de la Mancomunidad del Chocó Andino

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Este viernes 8 de marzo de 2019, en el auditorio del Distrito de Educación de Nanegalito, se llevó a cabo la presentación en territorio de los resultados de la elaboración del Plan Especial de la Mancomunidad del Chocó Andino, vinculado a las Ordenanzas 127 y 137 del Distrito Metropolitano de Quito[1]. Participaron de la reunión los presidentes y técnicos de las juntas parroquiales, representantes del Ministerio del Ambiente, de reservas locales, de la Red de Jóvenes del Chocó Andino, del Museo de Tulipe, del Comité Ampliado del Corredor del Oso Andino, de las Áreas de Conservación y Uso Sostenible – ACUS y de las comunidades locales.

El proceso involucra de forma directa algunas dependencias del Municipio (Secretaría de Ambiente, Secretaría de territorio Hábitat y Vivienda, Instituto Metropolitano de Patrimonio) en coordinación con las autoridades parroquiales de la MCA y una amplia participación de actores y pobladores locales de cada una de las parroquias. El proceso ha sido apoyado técnicamente por CONDESAN, en el marco del Programa Bosques Andinos, en estrecha colaboración con la Fundación Imaymana, el Observatorio de la Producción del Territorio Ecuatoriano de la Universidad Central del Ecuador y pasantes internacionales. “Este Plan Especial ha sido un reto bastante interesante…es la primera vez en que el Municipio de Quito ha tenido que innovar en sus metodologías de planificación para ajustarse a un territorio tan característico que requiere los parámetros ambientales, de sostenibilidad” mencionó Vladimir Tapia, Director de Políticas y Saneamiento del Suelo de la Secretaría de territorio Hábitat y Vivienda.

De izquierda a derecha: Carlos Ramos – Presidente de Gualea, Gustavo Mosquera – Secretaría de Ambiente, Washington Benalcázar – Presidente de la MCA y de Nanegal, Patricio Calderón – Nanegalito y Vladimir Tapia – Director de Políticas y Saneamiento del Suelo de la Secretaría de Territorio del DMQ

Después de las intervenciones de los presidentes de las juntas parroquiales, Ronald Torres de la Fundación Imaymana, explicó de lo que se trata el Plan Especial con sus alcances y limitaciones. Quito tiene un Plan de Uso y Ocupación del Suelo (PUOS) que es el instrumento de regulación y se actualiza cada 5 años. Sin embargo, responde a las lógicas de planificación urbana, dejando de lado temas importantes para la ruralidad como la regularización de la tenencia de la tierra, el acceso a obra pública y la conservación y gestión del agua y la biodiversidad. De ahí la necesidad de un Plan Especial para el territorio de la MCA.

El Plan se presenta como una oportunidad para “ordenar la casa” tomando en cuenta el bienestar de la gente, la producción y la conservación de los bienes culturales y los recursos naturales. Por ello, incorpora 5 ejes fundamentales: patrimonio natural, red de asentamientos humanos, producción sostenible, patrimonio cultural y cabeceras parroquiales. Cabe destacar que si bien no afecta la propiedad, sí establece regulaciones de acuerdo a las distintas aptitudes del suelo que buscan proteger los bienes comunes.

A continuación, Manuel Peralvo, del Programa Bosques Andinos en CONDESAN, hizo la presentación de la dimensión ambiental que analiza la escala de paisaje con sus remanentes de bosque y mosaicos productivos complejos. Desde el análisis de las cuencas hidrográficas, la topografía, los remanentes de bosque y las áreas de conservación vigentes, se plantea una macro-zonificación para el uso del suelo, en 7 categorías:

Con ello, se busca promover la producción sostenible, la conservación y la restauración de bosques para mantener servicios ecosistémicos clave, con prioridad en la provisión segura de agua de buena calidad para consumo humano y en el mantenimiento a largo plazo del patrimonio natural de la MCA.

Carlos Hidalgo, del Observatorio de la Producción del Territorio Ecuatoriano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central del Ecuador, presentó la dimensión de la red de asentamientos humanos. Inicialmente, se trabajó en su identificación y el desarrollo de una tipología basada en la morfología y perfil de habitabilidad de cada asentamiento. Adicionalmente, se analizaron los asentamientos en un contexto de red, en función del rol económico, jerarquía y vocación de su entorno inmediato. Estas consideraciones buscan caracterizar la variabilidad de condiciones sociales y ambientales, generando herramientas para mejorar el acceso a servicios básicos, conectividad y regularización de la tenencia de la tierra, además de dar directrices de crecimiento de los asentamientos.

Por último, Vladimir Tapia, Director de Políticas y Saneamiento del Suelo de la Secretaría de Territorio del DMQ, presentó el eje de las cabeceras parroquiales, con las consideraciones integradas de la ruralidad. La Secretaría de Territorio realizó un trabajo a detalle en cada cabecera para actualizar su zonificación e identificar proyectos para su gestión. Este eje es fundamental para una consolidación y crecimiento planificado, y para contar con áreas urbanas ordenadas dentro del territorio. Cabe destacar que el Plan Especial es un instrumento dinámico y que esta primera versión se pondrá a prueba, durante 5 años, para obtener los aprendizajes y realizar los ajustes requeridos.

Al final de cada presentación, los participantes tuvieron espacio para aclarar sus dudas. Dos temas fueron mencionados consistentemente: la urgencia de la necesidad de regular la tenencia de la tierra y la regulación de la zona industrial en la parte alta (Calacalí).

La construcción del plan ha sido un desafío, sobre todo en el levantamiento de información y en la integración de las distintas visiones del equipo multidisciplinario. Sin embargo, se ha conseguido una metodología robusta y el trabajo ha resultado muy eficiente con el apoyo, sobre todo, de los gobiernos parroquiales y los líderes comunitarios.  El Plan Especial marca unas bases sólidas para el desarrollo territorial y a partir de él, se espera que inicien varios procesos como la regularización de la tenencia de la tierra y los planes de movilidad, entre otros. Igualmente, se espera que este instrumento facilite la planificación articulada de las actividades de otras instancias de gobierno y de la sociedad civil. Su formalización se dará en los próximos meses a través de una ordenanza municipal. Los actores locales están listos para participar de los debates e impulsarlo.

[1] La Ordenanza 137 declara al territorio de la MCA como “Área de importancia ecológica, cultural y de desarrollo productivo sostenible”.

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